Opinión del editor: Gareca se va y deja a La Roja en ruinas. ¿Era ese el plan?
Ricardo Gareca, el técnico que llegó a la selección chilena con bombos, entrevistas suaves y aire mesiánico, se fue. Pero no antes de dejar a la Roja última, sin Mundial, sin identidad y con la sensación de que todo esto fue, si no premeditado, al menos perfectamente evitable.
El 2-0 en La Paz ante una Bolivia ya eliminada fue el broche de oro a un proceso estéril, sin garra, sin resultados y sin alma. En sus propias palabras: “queríamos descomprimir esto”. Qué conveniente.
¿Fracaso… o ejecución?
No es descabellado preguntarse si realmente vino a clasificar a Chile. Porque si la idea era aislar a los referentes, cortar procesos juveniles, cambiar sistemas de juego cada mes y coleccionar derrotas, lo logró con una eficiencia quirúrgica.
- Último en la tabla de Eliminatorias.
- 1 victoria oficial en todo el proceso.
- Sin identidad ni recambio.
Y tras el desastre, la salida: sin autocrítica, sin dolor, sin siquiera una despedida digna de quien supuestamente vino a “levantar a Chile”.
La ANFP, cómplice del derrumbe
Pablo Milad aún insiste en que Gareca “era el mejor del mercado”. Pues bien: el mejor del mercado nos dejó fuera del Mundial, por tercera vez consecutiva, y se fue como si nada. Otra apuesta fallida. Otra generación desperdiciada. Otro proceso roto. Y los responsables siguen sentados.
¿Y ahora qué?
A menos de 3 meses del fin de las clasificatorias, Chile no tiene técnico, no tiene proyecto, no tiene plan. Solo le queda enfrentar a Brasil y Uruguay, sin nada que jugarse, salvo el orgullo.
Se fue Gareca. Tarde. Muy tarde. Y si lo que quería era hundir lo poco que quedaba, misión cumplida.
Esta columna refleja la opinión del editor de FrutillarHoy y no necesariamente representa la postura de todo el medio.
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