La relación entre el magnate de la tecnología y el expresidente estadounidense colapsa tras una seguidilla de acusaciones cruzadas, amenazas políticas y pérdidas millonarias.
El mundo empresarial y político de Estados Unidos ha sido sacudido esta semana tras el quiebre definitivo entre Elon Musk y Donald Trump. Lo que alguna vez fue una alianza estratégica con intereses compartidos, ha derivado en un crudo enfrentamiento público que ya está generando impactos financieros y tensiones dentro del propio Partido Republicano.
📉 La causa del quiebre: una ley “abominable”
Todo comenzó con la propuesta del llamado “One Big Beautiful Bill Act”, impulsada por Trump para generar recortes fiscales masivos. Elon Musk no tardó en responder, calificando el plan como una “abominación repugnante” que, según sus propias palabras, “llevaría al país a la bancarrota”.
La reacción de Trump fue inmediata: amenazó con cancelar contratos gubernamentales con las empresas de Musk, incluyendo SpaceX y Tesla, y criticó abiertamente al empresario en redes sociales.
🔥 Guerra abierta en redes sociales
Lo que siguió fue una tormenta mediática. Musk deslizó conexiones entre Trump y los archivos del caso Epstein, mientras Trump lo acusó de “inestabilidad mental” y sugirió eliminar todos los subsidios federales relacionados con sus empresas.
Musk, en una jugada política inesperada, sugirió incluso iniciar un juicio político contra el exmandatario y anunció su intención de crear un nuevo partido político que represente al «80% que está en el medio».
📉 Impacto financiero inmediato
La disputa no solo quedó en lo mediático. Las acciones de Tesla cayeron un 14%, borrando más de 150 mil millones de dólares en valor bursátil, y la fortuna personal de Musk se desplomó en más de 34 mil millones de dólares en solo días.
La fractura también genera dudas sobre el futuro político de Trump, especialmente en un contexto donde Musk había sido una figura clave de apoyo tecnológico y financiero.
🤝 ¿Hay espacio para la reconciliación?
Aunque algunos medios hablaron de un posible llamado para “calmar las aguas”, Trump fue categórico: “Elon perdió la cabeza y no estoy interesado en hablar con él”. Mientras tanto, Musk ha dado señales de estar dispuesto a bajar el tono, aunque la relación parece irrecuperable.
Este conflicto no solo afecta a las altas esferas de Estados Unidos. También genera incertidumbre sobre el futuro de la inversión tecnológica, los contratos públicos y las elecciones presidenciales de 2026. Y en un mundo cada vez más interconectado, los efectos de esta ruptura podrían sentirse incluso desde lugares tan alejados como Frutillar, donde muchos siguen de cerca los movimientos de los grandes referentes globales.
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