La tensión diplomática entre Chile e Israel continúa escalando, y ahora suma un nuevo actor: Estados Unidos. Según informó el medio especializado The Media Line, la administración del presidente Donald Trump estaría considerando imponer restricciones de visa, aumento de aranceles y otras sanciones contra Chile, en respuesta al progresivo distanciamiento del gobierno de Gabriel Boric hacia Israel.
El artículo original, disponible en este enlace, sostiene que Washington evalúa una serie de opciones punitivas, incluyendo la exclusión de Chile del programa de exención de visas (Visa Waiver Program), la suspensión de servicios consulares e incluso el cierre del consulado estadounidense en Santiago.
🇨🇱 La molestia de EE.UU. se habría intensificado tras la decisión del gobierno chileno de retirar a sus agregados militares de Tel Aviv, acusando a Israel de acciones “desproporcionadas e indiscriminadas” en Gaza y de bloquear la ayuda humanitaria.
En paralelo, el presidente Gabriel Boric se prepara para abordar este y otros temas internacionales durante su Cuenta Pública de hoy. Algunos analistas no descartan que el mandatario anuncie una ruptura total de relaciones diplomáticas con Israel, siguiendo una línea similar a la adoptada por el presidente colombiano Gustavo Petro.
🇺🇸 Según el reporte, la administración Trump busca enviar una señal clara de respaldo a su aliado estratégico en Medio Oriente. El secretario de Estado, Marco Rubio, reafirmó recientemente el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra el antisemitismo y la restricción del ingreso a ciudadanos extranjeros que inciten al odio contra comunidades judías.
Chile ha ido tomando distancia de Israel desde el inicio del actual gobierno, con medidas como la exclusión de empresas israelíes en eventos de defensa, retrasos en acreditaciones diplomáticas y el retiro del embajador chileno en Tel Aviv.
Desde el sur de Chile, el tema no pasa desapercibido. Las decisiones en política exterior no solo afectan el posicionamiento internacional del país, sino que también pueden tener consecuencias concretas para ciudadanos chilenos que viajan, comercian o mantienen vínculos con EE.UU.