La comunidad educativa del Liceo Ignacio Carrera Pinto de Frutillar ha levantado la voz para denunciar una situación de grave abandono en la infraestructura del establecimiento, una problemática que se arrastra desde el devastador incendio ocurrido en 2018. A más de ocho años del siniestro, representantes del Centro General de Padres y Apoderados exigen soluciones definitivas para garantizar condiciones dignas y seguras para los más de 500 estudiantes que asisten a clases en un entorno que califican de precario y riesgoso.
Una Larga Espera: Ocho Años de Abandono Post-Incendio
El 27 de abril de 2018, un incendio, presuntamente originado en una caldera, consumió entre un 75% y un 90% de la estructura del liceo, destruyendo áreas vitales como el comedor y la sala de computación. A pesar de los compromisos iniciales de las autoridades para la reconstrucción, la comunidad escolar siente que las promesas han quedado en el aire y las soluciones han sido meramente parciales, perpetuando una crisis que afecta directamente la calidad de la educación y la seguridad de los alumnos y docentes.
Deficiencias Críticas que Ponen en Riesgo a los Estudiantes
Durante una entrevista con Visión TV, la presidenta del centro de padres, Luz Queipul, y la secretaria, Jimena Paredes, detallaron los problemas más urgentes que enfrenta el liceo. Estas deficiencias no solo interrumpen el desarrollo normal de las actividades, sino que también representan un peligro constante.
Gimnasio en Condiciones Inseguras
El estado del gimnasio es una de las mayores preocupaciones. Según denuncian las apoderadas, el piso se encuentra «podrido» y presenta hoyos que son cubiertos de manera improvisada con colchonetas. Esta precaria situación ya ha traído consecuencias:
* 🤕 Varios estudiantes y un profesor han sufrido esguinces y otros accidentes.
* 🏆 Se tuvo que cancelar una «Copa de la Amistad» con otros colegios debido al evidente riesgo que representaba la infraestructura para los participantes.
Comedor sin Resolución Sanitaria
Otra área crítica es el comedor, que actualmente opera sin una resolución sanitaria vigente. Los estudiantes se ven forzados a hacer fila a la intemperie, expuestos a la lluvia y el frío característicos de la zona, para recibir su alimentación. La cocina original, destruida en el incendio, nunca fue reconstruida, a pesar de que existía un proyecto de 400 millones de pesos destinado para ello.
Promesas Incumplidas y un Informe Sanitario «Lapidario»
La preocupación de los apoderados se vio agravada por un informe de fiscalización sanitaria de septiembre de 2025, que confirma la existencia de focos de insalubridad y la falta de permisos. «Quedamos impactados de que no hubieran cerrado el liceo», afirmó Queipul, reflejando la gravedad de los hallazgos.
Además, relataron una serie de promesas incumplidas por parte del Servicio Local de Educación Pública (SLEP). Un proyecto de conservación de $1.300 millones comprometido en 2022 fue recortado, y el actual, aunque licitado por $1.400 millones, no contempla la reconstrucción de las áreas más dañadas como el gimnasio y el comedor, lo que la comunidad considera una política de «parches» en lugar de una solución integral.
La Estrategia de los Apoderados: Visibilizar sin Paralizar
Frente a este escenario, el centro de padres ha optado por una estrategia de visibilización a nivel nacional, descartando paros o tomas para no interrumpir el proceso educativo. «No queremos interrumpir las clases… queremos cuidar lo poco que tenemos», explicó Jimena Paredes. Sus acciones se enfocarán en canales formales, presentando reclamos ante la Superintendencia de Educación y la Contraloría, y buscando el apoyo de autoridades y medios de comunicación.
El llamado de Luz Queipul fue directo y enérgico: «Hacemos un llamado al alcalde, a la señora Claudia Trillo (directora del SLEP), al gobernador, a los core, a los senadores y a los diputados… estamos pidiendo urgente y a gritos un liceo nuevo». La demanda final es clara y contundente: la comunidad educativa del Liceo Ignacio Carrera Pinto exige una solución definitiva que garantice un espacio seguro y digno para la formación de los niños y jóvenes de Frutillar.